A medidados de setiembre de 2019, el Centro Juvenil y Deportivo Quebracho comenzó a evaluar la idea de escapar de las fronteras de sus dos centros, de Nicolich y Aeroparque, para llevar sus valores a otro escenario. A uno de sus fundadores, Andrés Supervielle, se le ocurrió que sería buena idea poder llegar a la realidad carcelaria, y eligió como aliado a Franco Casella, psicólogo de profesión y educador de Quebracho Nicolich.
“La intención del proyecto tuvo como máxima replicar la metodología utilizada en Quebracho, adaptándola a la realidad de la cárcel”, recordó Franco. El 6 de julio de este año, el profesor Juan Petracca, de la selección Urguaya de boxeo, dio su primera clase en Punta de Rieles, con el apoyo de Franco, Andrés y Pedro Supervielle. Cuando el taller ya llevaba algún tiempo en el centro penitenciario, al cabo de un mes y medio, durante el estiramiento post-ejercicio, los líderes de Quebracho habilitaron un espacio de expresión y reflexión grupal, en el que animaron a los privados de libertad a hacer sus comentarios sobre el programa. “Aquel día, a excepción de uno o dos, todos manifestaron su agradecimiento, su deseo de volver y lo bien que se habían sentido”, contó el educador. También la sub directora de la unidad penitenciaria se acercó a manifestarles el impacto positivo que estaba teniendo el boxeo y los alentó a continuar.
El objetivo del proyecto no es solamente implementar el boxeo como deporte y actividad de rehabilitación, sino que los participantes de Punta de Rieles adquieran los valores intrínsecos de la actividad: el respeto por el otro, la capacidad de autocontrol, la empatía, el compromiso y un largo etcétera.
Los trabajadores y voluntarios de Quebracho asisten a la Unidad número 1 de Punta de Rieles todos los lunes y viernes de 9:30 a 12:20, para atender a dos grupos de unas 40 personas en total. En ese horario realizan sus entrenamientos de boxeo y, de forma paralela, Franco mantiene entrevistas con los privados de libertad, para conocerlos en profundidad. El psicólogo aclaró que no se trata de “un espacio de terapia, sino que lo que se busca en estas instancias es acompañar y contener a personas privadas de libertad que se ven atravesados por situaciones muy duras. El simple hecho de poner en palabras lo que te angustia ya es una forma de alivianar el sufrimiento. A su vez, el objetivo es brindarles herramientas psicológicas para que puedan procesar mejor esas situaciones y orientarlos en el camino hacia la rehabilitación”. En el mediano y largo plazo, el programa tiene el propósito de poder conectar a los privados de libertad que hayan mostrado compromiso y voluntad de salir adelante, con empresas que puedan emplearlos.
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