“No es que me enorgullezca ser el primero, lo que más más enorgullece es que pude cumplir mi meta”, cuenta este joven de 19 años, que en plena pandemia pudo terminar sus estudios en el Liceo Pando N°2. En quinto año eligió la orientación artística, y en sexto la de matemática y diseño.
Sebastián ingresó a Quebracho Aeroparque cuando tenía 16 años, motivado por la curiosidad que le generaba ese lugar al que asistían sus amigos hacía tanto tiempo. Además, a él siempre le había gustado hacer deportes. Boxeo, en particular, era algo que nunca había probado, pero sí veía por la tele. Quería saber si era así como se veía del otro lado de la pantalla, “puros shows”, según él. Pero cuando comenzó las prácticas, al cabo de un tiempo se dio cuenta de que no era así. Además de los cambios físicos, Sebastián reconoce que el boxeo lo ayudó a “obtener una buena disciplina” y “un control sobre sí mismo”.
Probó también otras actividades deportivas la sede de Aeroparque, como el atletismo, por ejemplo. “Pero no todo es deporte en Quebracho”, admite. “Se puede decir que es de gran ayuda para los jóvenes que tienen dificultades con el estudio, ya que te dan muchas manos para que puedas alcanzar tus metas. Unas de las mejores cosas que tiene es el compañerismo, y que siempre te dan para adelante, todo el equipo”, agrega. Reconoce que los educadores y entrenadores de Quebracho Aeroparque fueron un motivador fundamental para que él pudiera terminar el bachillerato, y se muestra muy agradecido.
En la actualidad, el Centro Juvenil y Deportivo sigue colaborando con Sebastián y fomenta su gusto y habilidad por el boxeo, facilitándole la realización de un curso para convertirse en entrenador de ese deporte. Además, el joven tiene trabajo en un gimnasio y se está preparando para realizar una prueba que le permita ingresar a trabajar en Arbusta, una empresa de servicios tecnológicos.
Poco tiempo libre le queda a Sebastián entre el trabajo y el deporte, pero hay otra actividad que disfruta mucho y para la que, siempre que puede, busca hacerse un lugar. Tiene vocación por la música y escribe muy bien. Combina ambos talentos en la creación de sus propias canciones de rap, reggaetón y hip-hop. En uno de esos momentos, dedicó una canción a Quebracho:
“Sentados en la mesa, la oración del boxeadorEntre charlas y sonrisas, un momento halagador,Escuchando los consejos del profesor,Son como armas que nos llenan de valor.Cada uno rinde a su propio nivel,No nos fijemos en lo que hace el otro o aquel.Creer en uno mismo, montañas mueve la fe,Que la propia fe te arrastra y terminas en el plantel.Quebracho es lo que ilumina el pasillo oscuro,Esquivando obstáculos, derribando muros.Hace que los jóvenes se sientan más segurosCon sus decisiones, porque ellos son el futuro”.